En este punto nos encontramos a la mitad de nuestro recorrido por el Museo del Templo Mayor: en el mundo agrícola, de la fertilidad de la tierra -junto con sus implicaciones económicas- que permitía al hombre alimentarse y en el que intervenían muchas deidades presididas por Tláloc.
El dios Tláloc, "el que hace brotar", era la representación del agua divinizada y de la fecundadora de la tierra, que residía en las más altas montañas donde se forman las nubes. Era una deidad benéfica que tenía también su lado negativo al enviar rayos, heladas, inundaciones y granizo, todo lo cual podía destruir las cosechas. Su más importante adoratorio se ubicaba en el Templo Mayor de Tenochtitlán, al lado de Huitzilopochtli y su culto era muy importante ya que de él dependía el sustento de las sociedades agrícolas. A Tláloc generalmente se le dedicaba el sacrificio de niños (en su mayoría, enfermos), por su similitud física con los tlaloque, diosecillos de cuerpo pequeño, ayudantes de este numen.
Con toda seguridad Tláloc es la deidad más representada en el Templo Mayor. Por su carácter acuático, se le asociaban diversos objetos como son: representaciones de remolinos de agua y rayos; caracoles, conchas, corales, peces y ranas, infinidad de jarras de piedra con su efigie, entre otros, muchos de los cuales provenían de diversas regiones tributarias y que se pueden apreciar en esta sala.
De este gran grupo de objetos encontrados en el lado correspondiente a Tláloc, destacan la conocida olla con la efigie de esta deidad, la representación de un Chac Mool, la escultura de un caracol marino y un relieve de Tláloc-Tlaltecuhtli.
Olla Tláloc
Tláloc guardaba el agua en ollas, como si fueran una matriz plena de líquido vital. Esta olla de cerámica policromada, muestra los rasgos iconográficos más sobresalientes y característicos de esta deidad. Porta grandes orejeras rectangulares con un pendiente al centro. Lleva sobre su cabeza un tocado con salientes en color blanco, que al parecer representan los cerros, donde el dios guardaba el agua. El color azul, presente en casi toda la vasija, es atributo del agua y en particular de este dios. En su interior se encontraron conchas de madreperla y cuentas de piedra verde, símbolos del agua preciosa.
Tláloc-Tlaltecuhtli
Este relieve nos muestra la asociación del agua con la tierra. Se trata de dos imágenes superpuestas, por lo que se ven dos caras y dos cuerpos en la misma posición. La figura de abajo, es decir Tláloc, tiene el cuerpo en forma de corrientes de agua, lo que recuerda el mito nahua según el cual la Tierra se formó a partir del cuerpo de Tlaltecuhtli, cuando esta deidad se desplazaba sobre las aguas originarias. La imagen de arriba, Tlaltecuhtli, tiene el símbolo ollin, que significa movimiento, a la altura del vientre. Los pechos y la falda con cráneos y huesos cruzados la identifican como figura femenina. Esta forma de representación no es extraña, ya que Tláloc estaba relacionado también con la Tierra y el Inframundo.