El Museo del Templo Mayor abrió sus puertas el 12 de octubre de 1987 y ha recibido, hasta ahora, a más de trece millones de visitantes. Su creación fue consecuencia de las excavaciones arqueológicas realizadas por el Proyecto Templo Mayor en su primera temporada, entre 1978 y 1982, las cuales se hicieron bajo la dirección de Eduardo Matos Moctezuma y permitieron recuperar una colección de más de 7 mil objetos, así como los vestigios del Templo Mayor de Tenochtitlan y de algunos edificios aledaños. Todo ello dio origen a la iniciativa de edificar un museo de sitio para exhibir dicha colección y, al mismo tiempo, complementar la visita de la zona arqueológica.
Este recinto se distribuye en ocho salas, cuatro en su costado sur y otras tantas en su costado norte. El proyecto museográfico original se basa en la distribución misma del Templo Mayor, en el cual se rendía culto a dos divinidades: a Huitzilopochtli, dios solar de la guerra y patrón de los mexicas, cuya capilla se encontraba en el lado sur del edificio, y a Tláloc, dios de la lluvia vinculado de manera directa con la agricultura, cuyo templo ocupaba el lado norte. De esa manera, las cuatro primeras salas están dedicadas a Huitzilopochtli y en un sentido amplio a la guerra, incluyendo los productos obtenidos por los mexicas a través de sus conquistas territoriales, mientras las cuatro últimas tratan sobre Tláloc, la agricultura y la explotación que los mexicas hicieron de los recursos naturales en general.
El lugar principal del vestíbulo lo ocupa, desde el año 2010, el magnífico e impresionante relieve policromado que representa a la diosa de la Tierra, Tlaltecuhtli, la mayor pieza escultórica de factura mexica que se ha encontrado. Su hallazgo tuvo lugar el 2 de octubre de 2006 y puede apreciarse su policromía original gracias a un magnífico trabajo de restauración. Por su parte, en la parte central del segundo nivel del museo se encuentra la otra pieza estelar de este recinto: el gran monolito circular que representa en relieve a la diosa lunar, Coyolxauhqui; su gran importancia obedece no sólo a su magnitud y belleza, sino también porque fue gracias a su hallazgo accidental, ocurrido en la madrugada del 21 de febrero de 1978, que dieron inicio las excavaciones del Proyecto Templo Mayor, cuyo fruto es todo lo que hoy día puede apreciar quien visita este lugar.
El quehacer cotidiano de todo el personal que labora en el Museo del Templo Mayor se encamina a cumplir con los objetivos generales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, los cuales son investigar, difundir, conservar y proteger el patrimonio prehispánico y colonial de México. Al mismo tiempo, su colección se ha visto incrementada, gracias a los trabajos que ha venido realizando el Programa de Arqueología Urbana en el perímetro del antiguo recinto sagrado de Tenochtitlan desde 1991, mientras sus aportes al conocimiento de la sociedad mexica han sido constantes y fructíferos, a través de los estudios realizados por el equipo de investigadores del museo.
Dr. Carlos Javier González González
Ciudad de México
Julio de 2014